domingo, 1 de junio de 2008

Mama

Me parto con mi madre. Este fin de ha sido la reina de una fiesta, en la que estaba invitada para asistir a la boda de mi primo, y los ha eclipsado. Que gracia, que risa, que emoción verla hablar, y poner su sordera al servicio de los gritos. Que bien se lo han pasado todos con ella, que bien la han tratado, que bonito verla, y que bonita ver a una parte de tu familia que la sientes siempre que acudes a ella, y que bonito que disfruten de uno, y que guapas son mis primas, y que chulo es ir a Valencia a la boda de tu primo, y que te vuelvas con ganas de repetir, y que se casen todos los casados, sobre todo los que se quieren, que en esta boda había muchos de esos que no veo por las calles, y esta vez los he visto, y ha molado ver como se quieren a los de 80, y que viva es la vida cuando son ellos los que te ponen las pilas.

Que tierna mi madre, verla contenta por estar con sus primas. Hasta mi padre se emocionó, y en el coche me confesó que le hubiese gustado tener esa unión que, cuenta él, siempre ha visto en las primas de mi madre hacia ella. Y que bonito es la vida de los viejos cuando guardan como tesoros las cosas de los jóvenes, cuando su futuro es ver cada segundo de su presente como un regalo, como un presente. Cuando el pasado no pesa, sino reconforta, cuando yo lo puedo ver y disfrutar. Que bonitas las bodas cuando la gente se pone contenta, y no solo borracha, que bonito poder ir conocer gente nueva y que te vuelvas con vida. La Esperanza es lo último que se pierde, yo la he encontrado.

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