domingo, 16 de noviembre de 2008

¡Ha nacido Juan!

Este fue el mensaje que recibí en mi móvil este martes. Vi el remitente y sonreí. Ya sabía lo que era, sin haberlo leído, y si os digo la verdad, me emocioné. Eva, aquella chica que me robó el corazón, y luego me lo ha ido devolviendo, acababa de ser madre. La llamé, hablé con ella, y me emocioné de nuevo. Estaba cansada, hablaba despacio, pero con una calma tranquila, el acontecimiento mas grande del mundo en la vida de ella, sin duda, estaba pasando, y qué grande es el mundo a veces. Estaba feliz, la primera vez que la he notado así, tranquilamente feliz, sin echar de menos nada, solo querer estar con Juan, su niño que lleva el nombre de su abuelo, tan importante en su vida, y que no ha podido conocerlo.

Después de colgar pensé en toda mi vida, en mi vida con ella, en mis ganas de vivir que tuve con ella, y que no fueron, en lo que la quise, que fue mucho, y pensé con calma, que lo nuestro no funcionó, pero que estaba realmente feliz al notarla así, con el lloro de su niño acuestas, pero sonriendo y con la ilusión de contarmelo todo. A mi, a Coco, su primer novio, y anterior a su matrimonio. Y note la emoción de nuevo de saber que me lleva consigo, que el corazón que me quitó me lo ha estado devolviendo.  Y eso, en los tiempos que corren, y a pesar de todo, de toda mi vida, me refuerza enormemente, y me conmueve pensar, y sentir, que alguien como ella, con la que quise compartir tanto, se encuentra cerca de mi, pero de otra forma. Qué bonito es notar, que eres importante para alguien, y creo que sinceramente. Y entonces miro atrás, en el fondo de mi vida, y lo hago con regusto, de saber que todo lo que intenté con  ella mereceió la pena, aunque no funcionase, y qué bien que esto siga siendo así. Gracias a Eva por ser quien es, como es, y por querer que forme parte de su vida.