Este año había Eurocopa. Y he tenido master, y no he podido organizar nada para estar allí. Creo que esta experiencia, la de vivir un acontecimiento de este calibre, hay que tenerla una vez en la vida, sobre todo cuando notas que lo que antes era pasión, se va poco a poco desvaneciendo. Pero bueno, solo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente.
Este año España por fin partía como no favorita, y claro las cosas salen mejor. Como podemos ser favoritos si nunca pasamos de cuartos... Pero bueno, ahora estamos ahí, y hay que disfrutarlo. Creo que la humildad es un valor que no contemplamos los españoles. Somos la furia, el arriba y abajo, la cal y la arena, y creo que es importante saber y respetar, las cosas que hacemos, y las que hacen los demás. Quizás por ello, hasta ahora hemos ganado dos partidos de dos. Ya estamos en los famosos cuartos. Siempre he partido con mucha ilusión, porque creo que estos eventos lo son, y en esta ocasión no tenía mucha confianza. Quizá por la edad, quizás porque los tiempos en que vivimos España no significa mucho, y he visto algunos de los jugadores no sentían con alma llevar esa camiseta. Ha habido dos partidos, y creo que su alma se ha convertido en un sentimiento común de luchar con esa camiseta hasta el final, ver gritar a Villa ese gol de crack en el último suspiro de una Eurocopa, yo no lo recuerdo. Recuerdo llorar mucho por lo injusta que es el fútbol, pero siempre llorar. Ahora creo que con esta humildad, hay mas confianza, y eso es bueno para todos nosotros. Para mi, para recordarme que lo debo tener mas presente, y creo que eso es importante.
Gritar ese gol de España en la nueva casa de mis padres, en Las Rozas, abrazados todos en medio del salón, hombre y mujeres, miembros y miembras de esta gran familia que son Los Palacios, ha sido algo emocionante, justo el día del cumpleaños de nuestro querido padre, que ha llegado a los 80, con la humildad de la selección, sin hacer ruido, y sin querer destacar. Bravo Papá, porque eso siempre me lo has enseñado, y cuanta razón tienes. El muy cachondo nos dijo para agradecer la cena: "Nos vemos en los 90". Espero sinceramente gritar "gol de España" con él, emocionado con el gol patrio, y emocionado por vivirlo con él dentro de 10 años. No me lo perdería por nada del mundo.
domingo, 15 de junio de 2008
viernes, 6 de junio de 2008
Mel
El otro día os escribía sobre la muerte de Sidney Pollack, al que ya echo de menos. Ayer leo por sorpresa en el periódico que también ha muerto Mel Ferrer. Así por el nombre no os viene nada seguro, salvo a Paco y alguno mas, pero desde luego si os acordaréis de su cara, inolvidable.
Los que hemos sido pequeños, y sobre todo los que nos resistimos a dejar de serlo, crecimos con las películas de aveturas de después de comer los sábados, justo detrás de Mazinger Z, o con el cine de Alfred Hitchcock los jueves a las diez en la extinta y maravillosa UHF, en aquello que se dió en llamar Cine-Club. Pues sí, esos niños que deseaban aventuras, y que siempre fuimos con el bueno, a pesar de los pesares (no como ahora, donde el malo es cojonudo, y el bueno un pringao), esos, nunca podremos olvidar las peleas de espadachines del malo Ferrer con Sterling Hayden en "Scaramuche", o aquel maravilloso western de sentimientos que era "Encubridora", de Fritz Lang, o "Guerra y Paz", o "Lilí, o.... Muchos os acordareis de él porque salía en Falcon Crest, llegó a liarse con Angela Channing, pero lo por lo que realmente le envidio, además de su elegancia, su versatilidad actuando, su pasión por lo que hacía, y su exquisito sabor de hombre culto..., son sus catorce años de casado con Audrey Hepburn. Qué envidia que te quiera ella, que se enamore de tí ella, que te bese ella, y que te sonsía así todos los días, y que tengas la oportunidad de decir que fuiste tú quien pudo ser feliz, aún por un rato con esa flor que nos ha dado el cine, y por lo tanto la vida. Los que me conocéis, sabéis mi pasión por ella, por su sonrisa inocente, por sus ganas de ser feliz con su aparente fragilidad, por su valentía con su mundo, por sus sensibilidad ante los sensibles, los mas sensibles, los mas necesitados.
Por eso me da envidia Mel, ahora que se ha ido, y uno hace balance por la vida de otro hombre con el que me cambiaría. Vivir esa aventura de los años 50 siendo actor, cuando los actores eran actores y no animales mediáticos, y cuando una película era una aventura maravillosa, y no un programa de ordenador sofisticado. Hoy me hubiese gustado hablar de Syney Lumet, por esa obra maestra que es "Antes que el diablo diga que has muerto", a sus ochenta años, de la generación del otro Sidney, quizas no tan brillante, pero un hombre que dice frases como "10 horas delante de un ordenador, y ¿ a eso le llaman comunicación?" creo que hay que escucharle. Ya hablaremos de eso. Hoy tocaba hablar de Mel, que especial siempre él. Descanse en paz.
Los que hemos sido pequeños, y sobre todo los que nos resistimos a dejar de serlo, crecimos con las películas de aveturas de después de comer los sábados, justo detrás de Mazinger Z, o con el cine de Alfred Hitchcock los jueves a las diez en la extinta y maravillosa UHF, en aquello que se dió en llamar Cine-Club. Pues sí, esos niños que deseaban aventuras, y que siempre fuimos con el bueno, a pesar de los pesares (no como ahora, donde el malo es cojonudo, y el bueno un pringao), esos, nunca podremos olvidar las peleas de espadachines del malo Ferrer con Sterling Hayden en "Scaramuche", o aquel maravilloso western de sentimientos que era "Encubridora", de Fritz Lang, o "Guerra y Paz", o "Lilí, o.... Muchos os acordareis de él porque salía en Falcon Crest, llegó a liarse con Angela Channing, pero lo por lo que realmente le envidio, además de su elegancia, su versatilidad actuando, su pasión por lo que hacía, y su exquisito sabor de hombre culto..., son sus catorce años de casado con Audrey Hepburn. Qué envidia que te quiera ella, que se enamore de tí ella, que te bese ella, y que te sonsía así todos los días, y que tengas la oportunidad de decir que fuiste tú quien pudo ser feliz, aún por un rato con esa flor que nos ha dado el cine, y por lo tanto la vida. Los que me conocéis, sabéis mi pasión por ella, por su sonrisa inocente, por sus ganas de ser feliz con su aparente fragilidad, por su valentía con su mundo, por sus sensibilidad ante los sensibles, los mas sensibles, los mas necesitados.
Por eso me da envidia Mel, ahora que se ha ido, y uno hace balance por la vida de otro hombre con el que me cambiaría. Vivir esa aventura de los años 50 siendo actor, cuando los actores eran actores y no animales mediáticos, y cuando una película era una aventura maravillosa, y no un programa de ordenador sofisticado. Hoy me hubiese gustado hablar de Syney Lumet, por esa obra maestra que es "Antes que el diablo diga que has muerto", a sus ochenta años, de la generación del otro Sidney, quizas no tan brillante, pero un hombre que dice frases como "10 horas delante de un ordenador, y ¿ a eso le llaman comunicación?" creo que hay que escucharle. Ya hablaremos de eso. Hoy tocaba hablar de Mel, que especial siempre él. Descanse en paz.
domingo, 1 de junio de 2008
Mama
Me parto con mi madre. Este fin de ha sido la reina de una fiesta, en la que estaba invitada para asistir a la boda de mi primo, y los ha eclipsado. Que gracia, que risa, que emoción verla hablar, y poner su sordera al servicio de los gritos. Que bien se lo han pasado todos con ella, que bien la han tratado, que bonito verla, y que bonita ver a una parte de tu familia que la sientes siempre que acudes a ella, y que bonito que disfruten de uno, y que guapas son mis primas, y que chulo es ir a Valencia a la boda de tu primo, y que te vuelvas con ganas de repetir, y que se casen todos los casados, sobre todo los que se quieren, que en esta boda había muchos de esos que no veo por las calles, y esta vez los he visto, y ha molado ver como se quieren a los de 80, y que viva es la vida cuando son ellos los que te ponen las pilas.
Que tierna mi madre, verla contenta por estar con sus primas. Hasta mi padre se emocionó, y en el coche me confesó que le hubiese gustado tener esa unión que, cuenta él, siempre ha visto en las primas de mi madre hacia ella. Y que bonito es la vida de los viejos cuando guardan como tesoros las cosas de los jóvenes, cuando su futuro es ver cada segundo de su presente como un regalo, como un presente. Cuando el pasado no pesa, sino reconforta, cuando yo lo puedo ver y disfrutar. Que bonitas las bodas cuando la gente se pone contenta, y no solo borracha, que bonito poder ir conocer gente nueva y que te vuelvas con vida. La Esperanza es lo último que se pierde, yo la he encontrado.
Que tierna mi madre, verla contenta por estar con sus primas. Hasta mi padre se emocionó, y en el coche me confesó que le hubiese gustado tener esa unión que, cuenta él, siempre ha visto en las primas de mi madre hacia ella. Y que bonito es la vida de los viejos cuando guardan como tesoros las cosas de los jóvenes, cuando su futuro es ver cada segundo de su presente como un regalo, como un presente. Cuando el pasado no pesa, sino reconforta, cuando yo lo puedo ver y disfrutar. Que bonitas las bodas cuando la gente se pone contenta, y no solo borracha, que bonito poder ir conocer gente nueva y que te vuelvas con vida. La Esperanza es lo último que se pierde, yo la he encontrado.
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